No son mis arrugas las que denotan mi edad, sino la postura, la actitud y el mensaje que irradia mi cuerpo.
Aida, 68 años.
“
Disfruto del ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos y sucesos fortuitos bien vale hacer planes con mi propia vida y no con la de los demás.
Ricardo, 72 años.
“
Soy independiente, trabajando desde hace mucho tiempo en lo que me gusta, me siento pleno y ni pienso jubilarme.
Alberto, 67 años.
“
Me jubilé y disfruto con plenitud cada uno de mis días sin temor al ocio o a la soledad, creciendo desde adentro.